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sábado, 21 de febrero de 2009

¿Un sentimiento de dos?


Cuando las manecillas dejen de marcar las horas,

cuando mis manos dejen de pensar en los momentos que no se vivirán…

cuando todos los recuerdos no vividos dejen de plasmarse en mi corazón…

cuando todo eso deje de suceder… mis miradas infinitas se oscurecerán.
No tengo nada que perder y mucho por lo cual vivir,

pero aún sabiendo esto… no soy capaz de olvidarme del resto,

las preocupaciones llegan cada vez más;

“relájate” dice mi mamá;

“ponerse de esa manera por ___________ no vale la pena, y menos a esta altura”

me aconseja mi prima…

y mientras los minutos transcurren más y más… yo pienso en lo que tú harás.
No soy nada para ti, lo sé… pero aún así no dejo de pensar…
Las canciones sólo aumentan la cobardía que siento, el miedo imposibilita al ciego.
¿Qué hago? Me atrevo y cruzo la calle sin saber que hay más allá de mis intuiciones o sólo dejo que las horas sigan pasando y me engaño con la tan típica frasecita “tranquila, el tiempo dirá”.
Un cigarro llega a mi boca y con el… los recuerdos de antaño se hacen añicos.
Lentamente me levanto, tomo el teléfono, marco tu número y…

despierto, todo era un sueño; no te llamé; me quedé con las ganas de hablarte, pudo más el miedo.
“Tranquila… el tiempo dirá”