Si al abrir los ojos te pierdo, de que sirve que vivas para mí.
Si pudieras sentir cada mañana lo que no comprendes por las noches,
tal vez nada quedaría. Me duele la espera angustiosa,
me sofoca esperar el llamado del dios mío.
El frío calienta mis manos y el sueño despierta en mi cuerpo la cobardía;
si sólo estarías junto a mí, aquí, doliente como lo estoy yo.
Para qué hablar de la no vida, por qué escribir sobre la ausencia de sentimientos,
para qué, por qué.
Explícame dios mío, suspiro de mañana;
Eres tan inmenso en la pequeñez de la existencia de la mujer que siente sin sentido alguno.
Las letras se abren y pierden la castidad,
y con ellas mi esperanza se aniquila, se aniquila el amor que juro.
No hablemos de nosotros ni de ellos.
Aún tengo la esperanza de volver a sentirte aquí conmigo, ahora y siempre.
Escribamos letras enredadas,
no digamos nada mientras hablamos del mundo que queremos,
no gritemos esto que presiona el pecho, que calienta el hielo, que enfría el fuego.
Caminemos inválidos en el viento de media noche,
volemos sin alas, hablemos sin boca, besemos sin besos,
hagamos posible lo imposible, quita de mi ser los miedos prejuiciosos,
enséñame a amar sin fronteras, hazme ser lo que no soy,
mientras yo hago de ti lo que tú no eres,
Calla con un beso lo que tanto mal me hace, expresa lo que ignoro y lo que no quiere salir.
Hablemos de lo no vivido, esperemos que llegues a mi vida como amante fiel,
digno, puro y mío.
