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miércoles, 30 de diciembre de 2009




Las calles vacías gritan mi nombre,
las nubes púrpuras me alejan de ti,

de todos esos sueños robados,
de todos nuestros besos mal dados,
de todas las caricias inconclusas…


gracias por ser mi fuente de inspiración,
gracias por traer melancólicos dolores de años pasados…

por no esconder bien los besos degradados,

gracias por no dejarme olvidar.

En páginas blancas



Es complicado llenar espacios vacíos, no es fácil empezar a escribir, todas esas ideas volando en tu cabeza, todos esos momentos compartidos que desean salir al sol… todo aquello que no está, pero que, inevitablemente, estuvo; todo eso y más.

¿Cómo no perderse en la inmensidad de las palabras inquietas?
Es complicado todo en la vida, y eso antes de nacer nadie me lo explicó.

Para llenar las páginas blancas debo remontarme a lo que no me gusta, a eso que dejé (¿dejé?) escondido entre los olvidos de antaño, debo recordar, recordarlo… revivirlo, y así jamás, jamás de los jamases dejarlo.
Hoy no puedo afirmar nada, pues me encuentro aquí, perdida en los humos de…entre los humos de tus cigarrillos, entre el humo de mis inciensos, entre los humos de tu amor y el mío

sábado, 5 de diciembre de 2009


Y no te dejo…
por más que las callejuelas de antaño me llamen con su color gris,
por más que el sepia de sus besos bien dados me enseñe a mentir,
yo… yo no te dejo.
Podría decirte la mentira más ruin, besarte y besarlo…
pero, qué gano al fin, es por eso que yo… no te cambio,
no te cambio por el sol de las mañanas,
no te cambio por el suspiro del colibrí,
no te cambio por el gusano de oro, no te cambio por nada.

Eres tan propio de mi ser,
eres tan mío en mi esencia…
no necesito nada más que a ti.

Pero tú...
tú me cambias a mí.