Gerardo.-

La última vez que lo vi, sé que tenía la intensión de abrazarme.

lo vi en sus ojos, lo vi en su expresión... pues, es casi imposible que una persona se te aparezca en frente cada cinco minutos, sin ninguna intensión.

Además él... siempre fue tan predecible, eso.. o yo lo conocía mucho, demasiado tal vez.

Sus fracasos, a mi lado se apaciguaban... se hacían "pequeñitos", casi inexistentes.

Mis labios lo calmaban y lo ayudaban a seguir. Pero sin mí... no era nada.

Lo último que supe de él, fue que no pudo tomar el tren, no pudo irse... no le alcanzó para el pasaje. Es extraño, pues siempre lo vi como algo más.

Nunca fue un Adonis, la verdad tiene cara de pocos amigos, mas para mí era perfecto... perfecto en su imperfección.

Era alegre y me hacía reír... pero no me oyó.

Lo recuerdo, sí... no con ansias de besarlo, más bien como el "HOMBRE" que me robó el corazón y que aún no lo devuelve.

No lo extraño, y si lo viera no le sonreiría. Él sabe porqué... y lo sabe bien.